Un ciclo económico de desaceleración complejo fue el que enfrentó Chile en los últimos cuatro años, período en que alcanzó a registrar un crecimiento de apenas 1,9% (estimado en base a cifras del Banco Central). Pero este registro se descompone en un movimiento marcadamente heterogéneo entre las 15 regiones del país (en septiembre se agregará Ñuble, sumando 16), escenario que da cuenta de una importante desaceleración en el norte y una moderación del ritmo en el sur.
Según se observó en el Indicador de actividad económica regional (Inacer) del INE -que excluye a la región Metropolitana-, entre 2014 y 2017 Coquimbo fue la región que menos crecimiento registró en el período, alcanzando un PIB de 0,3%. Particularmente afectado por el menor impulso de la minería (sobre todo de cobre), su peor año fue 2016, con una baja de 1,1% anual. Caída que volvió a repetirse en 2017 (-0,4%), debido a un desempeño negativo en los sectores de servicios financieros y empresariales; construcción, e industria manufacturera.
En este sentido, el Seremi de Economía de Coquimbo, Rodrigo Sánchez, indicó que «la crisis que vive y sigue viviendo el tema minero es complejo en la zona», agregando que «el peso de la minería es de un 24% en la región». Además, explicó que esta actividad funciona como «efecto multiplicador» para otros sectores, por lo que «es una combinación compleja de poder superar».
En la misma línea que Coquimbo, la Región de Antofagasta avanzó apenas 0,5% desde 2014 a la fecha, también lastrada por el pobre crecimiento que aportó la minería, sobre todo por el rendimiento que mostró en 2017. En este caso, el principal impacto fue la paralización por la huelga de Minera Escondida, que llevó a que el PIB del primer trimestre del año retrocediera 11,7% en 12 meses, y que bajara otro 3,6% el segundo trimestre.
Siguiendo la definición de macrozonas que utiliza el Banco Central para la identificación territorial del país en su Informe de Percepciones de Negocios, si a ambos resultados se suman los desempeños de Tarapacá en 2014-2017 (1,7%), el 3% de Arica y Parinacota, y el 1,3% de Atacama, la Zona Norte vio un incremento del PIB de 1,4% en el último período de gobierno, lejos del 4,6% alcanzado entre 2010 y 2013, si bien en 2011 hubo un cambio de año base.
Por su parte, sin considerar la región Metropolitana, las cuatro regiones del centro del país promediaron una expansión de 1,7%, lo que también es un fuerte retroceso frente al período 2010-2013 (4,4%). Esto, explicado sobre todo por el pobre desempeño de Valparaíso, que avanzó 0,8% en los últimos cuatro años, por el menor dinamismo de la minería, la manufactura, y la generación de electricidad, gas y agua.
Sur del país
Aunque la zona sur también mostró una desaceleración en los últimos cuatro años, de todas maneras alcanzó un alza de 3,3%, más del doble que lo registrado por las regiones del norte.
Liderando, la Región de Magallanes y Antártica Chilena alcanzó un crecimiento promedio de 6,4% entre 2014 y 2017, en gran parte gracias al avance sobre 10% que logró los últimos dos años, lo que le permitió más que triplicar el promedio nacional durante el gobierno de Michelle Bachelet.
En 2017, el INE destacó que el impulso de la región se debió en mayor medida por el sector manufacturero, siendo la elaboración de combustibles -específicamente propano y butano licuados- lo que explicó el mejor desempeño. La industria pesquera también impulsó la región los últimos años.
«Acá hubo una fuerte inversión del Estado, con un plan de zonas extremas que ha permitido el desarrollo en todos los sectores», aseguró Roberto Vargas, seremi de Economía (s) de Magallanes.
Entre otros, La Araucanía avanzó 3,7% en el presente gobierno, Los Lagos 3,4%, y Los Ríos aumentó 2,3%. El más rezagado en el sur fue Aysén (0,6%), lo que de acuerdo al INE se debió en parte a la «la menor producción de plata y oro, a raíz de la suspensión de actividades en una importante faena», refiriéndose a la mina Delia 2.
Fuente: La Tercera