Nuestra policía, ha sido desde los inicios de nuestra historia un verdadero baluarte de la seguridad
pública. Es lamentable que hoy día se encuentren casi en solitario, desplegando esfuerzos sobre
humanos con el propósito de cumplir con su deber, como garantes del Estado de Derecho.
Es incomprensible la forma en que muchas veces son tratados y la falta de respeto para con ellos,
considerando su ejemplar historia.

“Duerme tranquila, niña inocente, sin preocuparte del bandolero, que por tu sueño dulce y
sonriente vela tu amante Carabinero”, así reza parte del himno que representa a estos hombres y
mujeres, que, por los hechos y dichos, pareciera que no son merecedores de los Derechos
Humanos, de los cuales si capitalizan vándalos y delincuentes.

Un análisis o reflexión del cual todos debemos aportar desde la formación de nuestros hijos y las
redes que tengamos al alcance para reivindicar el rol y la importancia de esta Institución, pilar de
nuestra República.

Los últimos hechos de violencia acontecidos en nuestra ciudad nos sorprendieron a todos. Los
ataques incendiarios ocurridos en edificios emblemáticos, como los continuos saqueos de los
cuales hemos sido víctimas las últimas semanas, han causado indignación en quienes pretendemos
trabajar en paz. La incertidumbre y el temor se representan en nuestras calles, cuya apariencia se
ensombrece con locales fortificados para evitar los daños producidos por manifestantes violentos.
Es obligación del Estado aportar los recursos para que Carabineros pueda cumplir con su misión,
que durante el último mes se ha reflejado en centenares de detenciones, pero de las cuales, sólo 3
personas están en prisión preventiva en Puerto Montt y una en Osorno, una realidad que no se
condice con el enorme esfuerzo realizado y que deja al descubierto la inefectividad de nuestro
sistema de justicia.

Exhortamos a quienes administran los fondos del Estado y que deben garantizar nuestros
derechos, a proveer a Carabineros del equipamiento y el personal necesario, para enfrentar los
graves disturbios que han alterado la paz. A nuestros jueces, a revisar los criterios, que, a la vista
de los hechos, velan más por los derechos de los antisociales que destrozan nuestra ciudad que
por las víctimas que somos todos los ciudadanos de Osorno.