El legítimo descontento social que existe en Chile y que se manifiesta en las calles, a través de marchas masivas, nos hace ver que la mayoría de los reclamos se basan en la inequidad y la falta de oportunidades, que no son consecuencia del modelo económico, sino de quienes han hecho uso y abuso asistidos por la corrupción.

Este modelo, el capitalismo, ha sido exitoso en todo el mundo, pero en ciertos países y, en especial en Latinoamérica, han sido intervenidos negativamente por grandes poderes económicos que han lucrado de una manera que atenta contra la libre competencia, lesionando los intereses sociales del país.

Como país hemos sido testigos, en los últimos 10 años, de gravísimos casos de corrupción que son de conocimiento público. Éstos han afectado la credibilidad de instituciones pilares de nuestra sociedad: religiosas, político-partidistas, otras dependientes del Estado, así como también grandes empresas que han abusado sistemáticamente.

Esta es una situación preocupante, considerando que la imagen internacional de Chile siempre destacó por su alto nivel de seguridad y baja corrupción.

No obstante, la percepción de la corruptela en los últimos años ha empeorado. Según la Organización para la Transparencia Internacional, el año 2002 nos ubicábamos en el lugar número 17; el año pasado descendimos al lugar número 27, la peor clasificación de nuestra historia, que compara esta percepción entre 180 países.

En este sentido, como Cámara de Comercio promovemos la probidad como un capital moral que se debe cultivar y resguardar.

La confianza es elemental para promover la inversión que se trasforma en desarrollo. No dejemos que la identidad pública de nuestro país se siga deteriorando.

Esperamos que esta catarsis social activa no se convierta en una explosión de la cesantía, la informalidad y el consecuente aumento de la pobreza.

No olvidemos que el año 1990 alrededor del 40% de los chilenos vivía bajo situación de pobreza, lo que contrasta drásticamente con la realidad actual, considerando que este índice se mantiene bajo el 10%. Todo es perfectible, sin embargo, es necesario considerar nuestra historia y el desarrollo que hemos logrado alcanzar como República.

 

Fuente: El Austral de Osorno.