- La cita puso sobre la mesa la evolución de las bandas criminales que operan en el país, y cómo las autoridades, las policías y la justicia han debido adecuar sus diagnósticos y operatividad para frenar su expansión.
El crimen organizado es un fenómeno mundial cada vez más dañino, cuya influencia se nota cada vez más en el país. Ese fue el foco del seminario “Crimen Organizado en Chile: Un problema global con una mirada local”, organizado por el Observatorio del Comercio Ilícito (OCI) de la Cámara Nacional de Comercio (CNC).
Respecto a la relevancia de la cita, que se realizó de manera online, el presidente de la CNC, Manuel Melero, indicó que estas bandas afectan de manera directa al comercio, por lo que es necesario un trabajo coordinado con las fuerzas del Estado para frenar su avance, como Carabineros, la Fiscalía y la Subsecretaría del Interior.
Lucía Dammert, doctora en Ciencia Política de la Universidad de Leiden y experta en temas de seguridad ciudadana abrió las exposiciones, explicando la evolución que han tenido las bandas criminales, que pueden ser de tan solo dos personas. Esto, ha exigido que los criminólogos aborden su actividad como mercados, ya que funcionan en la práctica como industrias “que tienen una parte de ilegalidad, una zona gris y otras que funciona en la legalidad, con estructuras de oferta y demanda y también con una estructura logística sofisticada”.
Respecto a la realidad nacional, la académica señaló que hace 20 años en el país el trabajo policial no estaba focalizado en el crimen organizado, al considerarse Chile como un país de tránsito, lo que ahora cambió, “ya que ahora hay problemas de consumo, con crimen organizado presente con control de territorio que puede actualmente entrar en conflicto con otras bandas emergentes, lo que puede generar más violencia y corrupción”.
El coronel de Carabineros Juan Francisco González, Jefe del Departamento de Investigaciones de Organizaciones Criminales OS9, se refirió a labor de su unidad y a las distintas metodologías investigativas que ocupan, como la interacción con otras policías internacionales, para seguir delitos trasnacionales como el tráfico de inmigrantes, tráfico de armas y crimen organizado y técnicas especiales de investigación como el uso de funcionaros contadores para las aristas financieras y especialistas en cibercrimen. “Tenemos la capacidad humana y técnica para combatir el crimen organizado. Contamos con coordinación a nivel nacional e internacional, ya que es un tema que preocupa a Carabineros, que trabaja en base a la evidencia y la obtención de la información con resultados concretos, no solo en el delito puntual sino en la conformación de este”, explicó González.
Complementando la ponencia de González, el coronel de Carabineros Patricio Santos, Jefe del Departamento de Análisis Criminal de la institución, detalló cómo funciona la repartición que lidera, cuyo objetivo es el apoyo de procesos operativos en terreno por medio de sistemas informáticos que capturan datos de manera casi automática, de manera que funcionarios de Carabineros puedan actuar en terreno de manera más rápida, desarticulando muchas veces las situaciones que facilitan la materialización de un delito. Sin embargo, más allá del ámbito operacional, Santos coincidió con Dammert en que, el funcionamiento de las bandas criminales organizadas funciona con una lógica de mercado: “estas son problemáticas que se articulan en función de una demanda; por ejemplo, en el mercado de drogas, mientras existan personas dispuestas a ir a ese mercado habrá otras que estarán dispuestas a ofertar, lo mismo pasa con el contrabando. Así el delito pareciera fluir como una actividad de mercado más”.
Mauricio Fernández, director de la Unidad Especializada en Lavado de Dinero, Delitos Económicos, Medioambientales y Crimen Organizado (Ulddeco) de la Fiscalía Nacional del Ministerio Público, puso el énfasis en la necesidad de mejorar la relación entre los organismos investigadores y los persecutores. Para ello utilizó el concepto de “criminalidad organizada a la chilena”, cuyas peculiaridades, a juicio de Fernández, hacen necesario un mayor análisis criminal público y privado, más allá de las iniciativas parciales de las policías y de la Fiscalía, tal como sucede en países como Inglaterra.
“Junto con reforzar el apoyo para las investigaciones, deben existir iniciativas públicas y privadas de observatorio en material de criminalidad organizada adicional a las existentes en relación al narcotráfico, ya que la prioridad en términos de recursos especializados en la materia de fiscalía y policías ha estado obviamente en la investigación criminal. En diagnósticos técnicos creo que aún estamos al debe”, advirtió el director de Ulddeco.
Adicionalmente, y en línea con las otras ponencias, Fernández sostuvo que en el país “prácticamente toda la delincuencia tiene un motor económico, por lo que todavía falta mucho para desarmar con más fuerza ese incentivo de nuestra criminalidad”.