El presente año ha marcado una recuperación notable del turismo en la provincia de Osorno, con un protagonista indiscutible: el turista argentino. La combinación de condiciones económicas favorables en el país vecino y la cercanía geográfica con la región ha impulsado una masiva llegada de visitantes trasandinos, con efectos concretos en la economía local.

Según cifras de Sernatur y estimaciones del gremio local, la llegada de turistas argentinos a la provincia ha experimentado un crecimiento del 143% respecto a 2024 y del 102,1% en comparación con 2019, año que hasta ahora ostentaba el récord histórico de visitas prepandemia. Este fenómeno, que se ha consolidado desde el verano y Semana Santa, proyecta un buen comportamiento para los fines de semana largos del invierno y la próxima temporada estival.

“Estamos viendo un fenómeno muy potente que tiene efectos reales en la economía local. Las visitas desde Argentina han superado todas nuestras proyecciones y han permitido compensar la baja en el consumo interno. Supermercados, farmacias, tiendas de electrodomésticos, ropa, gastronomía y servicios han tenido un movimiento superior al habitual, lo que ayuda a muchas pymes de Osorno”, señaló Luis Rigo-Righi, presidente de la Cámara de Comercio, Industrias, Servicios y Turismo de Osorno.

El dirigente gremial destacó que el impacto se extiende más allá de la capital provincial: “También lo vemos en comunas como Puyehue y San Juan de la Costa, donde el comercio y la hotelería han vivido un repunte importante”.

Desde el gremio recalcan que, si bien la estadía promedio ha disminuido, el volumen de visitantes ha permitido sostener e incluso dinamizar la actividad comercial, generando un impacto significativo en empleos temporales, transporte, alojamiento y gastronomía. De acuerdo con cifras regionales, la estancia promedio actual en la Región de Los Lagos es de 1,88 noches, lo que representa un desafío de mediano plazo.

Conscientes de esta oportunidad, desde la Cámara de Comercio ya trabajan junto a organizaciones y autoridades regionales para desarrollar propuestas que fortalezcan la oferta turística —especialmente en temporada baja— y mejoren la experiencia de los visitantes, con el objetivo de prolongar su estadía y aumentar su gasto promedio.

“Vemos el vaso medio lleno, sin duda. Pero si logramos que estos turistas se queden un día más, que se interesen por nuestros circuitos termales, culturales y gastronómicos, el impacto económico será mucho más profundo y sostenible”, concluyó Rigo-Righi.